La recesión tiene su explicación en que los clubes ya saben, por su propia experiencia, que en este segundo plazo de fichajes en la oferta hay pocas “perlas” y éstas se pagan mucho más caro, aunque no lleguen a ser “ni de imitación”. El Fuenlabrada, con siete altas, es el conjunto que más cambios ha realizado.
El mercado de invierno se cerró el miércoles con menos movimientos que en años anteriores. La recesión tiene su explicación en que los clubes ya saben, por su propia experiencia, que en este segundo plazo de inscripciones en la oferta hay pocas “perlas” y éstas se pagan mucho más caro, aunque no lleguen a ser “ni de imitación”.
De las 59 altas registradas en el mercado invernal de la 2004-05 en el grupo de los equipos canarios se ha pasado a 38 en el presente (no se contabiliza a Piti, llegado antes de la apertura del plazo). La considerable disminución ha sido progresiva; en la 2005-06 se inscribieron 57 fichajes y una campaña después -la pasada- 45.
Equipos que tradicionalmente buscaban “parches” es este período acabarán la Liga con los mismos protagonistas que la comenzaron. Es el caso de la UD Pájara, que no ha registrado ningún movimiento, o el Leganés, en idéntica situación.
El Universidad de Las Palmas y la UD Fuerteventura también han sido poco dados a cambios, sólo uno. Antes de las vacaciones navideñas, el delantero Alejandro pidió rescindir su vínculo por razones personales y el club estudiantil accedió. Tres semanas después y en la Primera División paraguaya, la secretaría técnica le encontró sustituto: Cacá. También el meta Juanma, con una oferta del Hércules, quiso marchar, pero en este caso el Universidad LP cerró sus puertas, y con llave después de la negativa del CD Tenerife de cederle a Samuel.
Cuatro deudas de ex jugadores impidió a la UD Fuerteventura explayarse en el mercado. Su único movimiento -el sub’23 Fuli por el tinerfeño Guayo- se registró antes de que el club verdillo zanjara ayer su débito con la AFE. Sus mejores “refuerzos” han sido mantener a los pretendidos Casquero y Futre en sus filas.
La UD Lanzarote también se encuentra en este bloque de equipos conservadores. Sólo dio de alta al defensa central Rodolfo, ya recuperado de una lesión, y cedió al sub’23 Eliot al Marítima, inscribiendo como jugador del primer equipo, donde ya era un habitual, a Marcos Cabrera. Además, por decisión propia, Julio Abando y Gómez, éste el último día del mercado, decidieron cambiar de aires.
En el polo opuesto, aunque sin la exageración de los siete fichajes del Fuenlabrada, se encuentran el Villa Santa Brígida y el CD Raqui San Isidro.
El club satauteño recibió antes de la apertura del mercado la comunicación de la UD Las Palmas de que repescaba al lateral zurdo Ruymán. A cambio, recibió dos “platanitos”: Amado y Peraza. Además, en el inicio del parón liguero el africano Suleimán Baio decidió probar fortuna en el fútbol griego, sin que el club pusiera objeción alguna.
Pescando en un club con problemas económicos como el Algeciras, el Villa se trajo a Checa, por el que esperó cerca de un mes, y a Jacinto Cabrera, cuyo fichaje sacó de la entidad a todo un titular como Pablo Álvarez, que acabó en el Atlético Granadilla
El Raqui también deja a dos futbolistas sin poder ejercer su profesión: Mara y Marcos. Les hace el vacío para poder inscribir a dos de sus cuatro fichajes: Bini, que procede del fútbol salvadoreño y con experiencia en Guatemala, Honduras y Argentina, y Sergio Molina, del Mirandés de Tercera y buscado a última horas tras la espantada del portugués Gisvi.
Miguel Ruiz y Nenu, ambos con tanta experiencia en la categoría como en Tercera, de donde proceden, completan la nómina de refuerzos de los tinerfeños, que vieron cómo se marcharon en este último mes sus delanteros Acorán y Noah, autores de 13 goles.
El Vecindario, finalmente, hizo tres fichajes casi sobre el “bocinazo” final. Uno de ellos lo logró en el segundo intento. Se trata del de Poncho, del Gáldar. Su “sí” a volver a jugar en un club de Segunda B echó al tinerfeño Roberto Carlos de la entidad.
C. CAÑADILLAS
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