martes, 6 de enero de 2009

Nésmel Acosta: "Lo ocurrido en Los Cristianos fue una auténtica salvajada"

Nésmel Acosta: "Lo ocurrido en Los Cristianos fue una auténtica salvajada"

6/ene/09 01:29

JORNADA, S/C de Tenerife

Nésmel Acosta, entrenador de la UD Los Llanos de Aridane, hombre curtido en mil batallas y que había visto de todo en el fútbol, se quedó el pasado domingo sorprendido por lo que aconteció al final del Marino-Los Llanos.

El preparador de la escuadra palmera relató lo sucedido en los siguientes términos. "Para mí ha sido una salvajada tercermundista lo que vi allí. Y digo esto porque no es una tangana entre jugadores con jugadores, que no está bien, pero es más normal; esta vez fue una trifulca entre jugadores y aficionados de un equipo contra los futbolista de otro equipo".

El técnico palmero, todavía incrédulo, matizó que "el responsable en todo momento fue siempre el jugador número cuatro del Marino, Borja, pues fue expulsado, y estaba esperando sin camisa a los jugadores de Los Llanos, y una vez que los de mi equipo se retiraban, se dirigió al público y llamó al grupito de colegas y amigos para que bajaran a que dieran puñetazos y patadas a la expedición palmera. Borja estaba picado con el número seis de mi equipo con el que tuvo unas palabras durante el partido, pero el marinista no se tomó la justicia por su mano, si no de forma cobarde. Desde hace varios años no viaja a La Palma".

Acosta entiende que "estamos vivos porque en mi equipo contamos con varias torres, pues si es ante un conjunto con gente más baja, estaríamos hablando de otra cosa. Quiero dejar claro que Los Llanos no tuvo nada que ver. Cuando bajaron los aficionados se formó un follón y nosotros reculamos en el túnel hasta el vestuario, pero los chicos de mi equipo, que se caían, casos de Wuy y Zabán, recibieron patadas por todos lados. Nuestra suerte fue que uno de mis jugadores cogió un extintor, ya en el final del túnel, y lo activó, con lo que se calmaron los energúmenos. Además, al saltar las alarmas con lo del extintor, llegaron las fuerzas del orden, pero ya estaba todo más o menos tranquilo. La lucha fue desigual, pues por cada uno de nosotros, nos tocaban diez u once de los tinerfeños, aunque jugadores marinistas eran cuatro o cinco los que se apuntaron a esta salvajada. Nunca he vis-to nada igual en toda mi carrera".

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