VENCIÓ LA ROJA, ¿GANÓ EL PP?
Cristóbal D. Peñate
A partir de ahora la bandera de España ya no es patrimonio de fachas. Con la victoria de la selección española ante la italiana en cuartos de final de la Eurocopa, la enseña rojigualda ya casi es patrimonio de la humanidad: de la derecha, de la izquierda, del centro y hasta de los nacionalistas.
El fútbol dejó en segundo plano el congreso del PP celebrado en Valencia el fin de semana. La política de Rajoy es cuestión de fe pero aquí el único que mueve montañas es el fútbol de Luis Aragonés.
A la gente le importa un carajo la política interna de los partidos si exceptuamos a sus militantes o acaso quizá sólo a sus dirigentes. Si no contamos a algunos analistas políticos y a los cargos del PP, a nadie más le ha importado el desarrollo de su congreso, que por otra parte estaba más que cantado después de que ningún valiente (o valienta) le hiciera frente a Rajoy para disputar la presidencia del partido.
Muy mal tiene que estar el PP para reelegir en la dirección a Pepa Luzardo y Cristina Tavío. Ya podían al menos designar a David Silva, que es mucho más popular en las islas y fuera de ellas. Antes los defensores de la bandera rojigualda preconstitucional asustaban por las calles a los tranquilos y demócratas transeúntes. Ahora dan risa.
Aquellos fachas que tenían la enseña en la correa del reloj y te daban con el mástil de la bandera si no cantabas el Cara al sol se han reconvertido a medias en la España democrática, pero que nadie dude que un buen grupo de ellos, muerta la Fuerza Nueva de Blas Piñar, se ha refugiado en las siglas del partido de la gaviota. ¿Hay acaso algo más a la derecha del PP? Que se sepa, no.
La cuota canaria en la nueva cúpula del partido es ínfima y Soria, tras la polémica con la ponencia política que nada gustó a la chivata y soberbia María San Gil, se ha alejado de los influyentes chicos y chicas de Mariano. Ahora escenifica su soledad aislada e isleña, anticipando quizá su retirada de la política.
El congreso del PP no ha levantado pasiones. Este partido cabizbajo y perdedor nada tiene que ver con el otro partido ganador de la selección española. Los chicos de la roja, como llaman a la selección española (ay, si Franco levantara la cabeza), nada tiene que ver con los azules (lo digo por el color de su logotipo) del PP ni con la enseña rojigualda que sirve de excusas a los patriotas ultraderechistas para propinarte un golpe en la cocorota.
No, ya la bandera de España no será utilizada como patrimonio de los ultras del Madrid u otros equipos acomplejados que cada vez que pueden la sacan para que la gente confunda la parte con el todo. ¿Qué hace un aficionado del Madrid en un partido de su equipo con el Osasuna blandiendo una bandera de España? ¿Quiere decir con eso que Navarra no es España?
Tiene gracia que los mismos que acusan a Zapatero de romper España y vender Navarra son los primeros que tratan de promover el separatismo patrimonializando una bandera que no es sólo de ellos.
Hay un claro paralelismo simbólico entre la bandera de España, el PP y la selección nacional de fútbol. Esa bandera rojigualda no es del PP, sino de todos los españoles. La bandera de España no es sólo del Madrid o del Atlético sino de todos los españoles.
Precisamente lo que ha hecho que la gente cogiera tirria a la bandera española es la manipulación que se ha hecho de ella, manteniéndola de manera posesiva de unos como si los demás fuéramos marcianos apátridas.
Y ahora toca Rusia en las semifinales. Menos mal que la dictadura franquista finiquitó hace más de treinta años y ya en Rusia, que un día fue roja, queda poco comunismo y lo que más ha crecido, desgraciadamente, es el capitalismo mafioso. Si no, ahora nos estarían vendiendo sábanas rojigualdas para que los falsos patriotas se envolvieran en ella hasta en la cama. Venció la roja. Uuuy, si Franco levantara la cabeza.
EL INDEPENDIENTE DE CANARIAS
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