lunes, 16 de junio de 2008

EDITORIAL: "EN EL FÚTBOL APRENDÍ..."

Editorial y Opinión
EDITORIAL: "EN EL FÚTBOL APRENDÍ..."
16.06.2008 18.05 de MAROGAR artículo leído 29 veces
Todos los días, al despertarnos, nos enfrentamos a un nuevo partido, distinto siempre, imprevisible en cada paso que damos... Nuestras competencias, nuestros sentimientos, nuestra pasión, nuestros miedos, nuestras virtudes, nuestro carácter, nuestro entorno… En el fútbol aprendí…


1. Aprendí… que los juegos de pelota existen hace más de dos milenios. Y que el club de fútbol más antiguo del mundo es el Notts Country, fundado en 1864, que actualmente milita en la tercera división inglesa. Pero, a mí me lo parece, el fútbol es intemporal…

2. Aprendí… que en el fútbol, sin ser temerarios, atacar es mejor que defender. Además, si atacamos, tenemos que posicionarnos para la jugada defensiva siguiente; y viceversa. El partido es uno, indivisible, integral, no son varios partidos aunque sus acciones, aparentemente inconexas entre sí, lo parecieran.

3. Aprendí… que el fútbol no es un asunto baladí, pero tampoco creo que sea tan decisivo como para amargarme la vida de manera permanente hasta el punto de ser infeliz como persona que tiene otras vivencias y otros intereses…

4. Aprendí… a superar la desesperación por las derrotas, a imaginar otros futuros, a buscar soluciones para el próximo desempeño. Todo menos sucumbir…

5. Aprendí… que la envidia, también en el fútbol, es un veneno que puede intoxicar el ambiente. Francesco Alberoni escribe que “La envidia es agresividad”, eso es lo de menos; pero lo de más es que “la envidia de los demás nos hiere, envenena nuestra vida”.

6. Aprendí… que muchos lisonjeros tradicionales, sin embargo, se esconden en las derrotas, cuando son esos momentos críticos en los cuales necesitamos aunque sea una palmada en la espalda, que te digan “otra vez será…”, que te recuerden aquella buena jugada tuya por la que tu autoestima se recuperará...

7. Aprendí… en las victorias el por qué de mis esfuerzos, de mi dedicación, de mi sentimiento de equipo, del cariño de los que siempre me apoyan... También para comprobar que los aduladores en tropel son los mismos que lloran contigo las penas en los partidos perdidos.

8. Aprendí… que el miedo es un virus dañino en el fútbol al que no tenemos que doblegarnos; que debemos aprender a vencerlo, que no nos inmovilice, a orientarlo positivamente… Y que si lo tratamos de manera inteligente nos hará mejores.

9. Aprendí… que no les haré el caldo gordo ni a uno de mis mejores enemigos, ni éstos conseguirán ser los aguafiestas por los que no disfrute del fútbol, que lo deje de amar, que lo repudie hasta el punto de que no me divierta incluso en los malos partidos…

10. Aprendí… que Leo Bassi creó una “Liga Antifútbol” hace tiempo, cuyo cometido es “desposeer al fútbol de la importancia desmesurada que tiene en nuestra cultura”; y “cien mil años de desarrollo de la inteligencia humana no pueden finalizar así”. Otro que se queda en la espuma de los argumentos. ¿Es que el fútbol no necesita su específica inteligencia para resolver los problemas complejos de un partido competitivo? Y, además, Leo Bassi, ¡Los que le dan “importancia desmesurada” son tan inteligentes como tú, aunque, eso sí, piensan distinto…!

11. Aprendí… que siempre hay que marcar gol en el fútbol… Igual que en la vida, porque ya puedes proyectar, planificar, fantasear, estar de morondanga, o mirar las estrellas del cielo; sin gol, faltaría la contundencia definitiva en cualquier actividad lúdica.

12. Aprendí… que muchos se plantean el fútbol con espíritu maquiavélico: “No hay que atacar al poder si no tienes la seguridad de destruirlo”. Yo siempre me he alineado con otra máxima de Maquiavelo: “Vale más hacer y arrepentirse; que no hacer y arrepentirse”. Por eso, equipos inferiores ganan aún a otros superiores y con buenas artes.



13. Aprendí… en la vida que no es lo mismo defender que estar a la defensiva. También me impregné que nunca debemos defender mientras podamos atacar. Ahora bien, lo más positivo de todo es interiorizar que la vida, y tampoco el fútbol, no se juegan en un único partido.

14. Aprendí… que si se trabaja con niños, si se les enseña a jugar al fútbol con buen método, debemos aplicar algunos consejos básicos: Hablar menos y escuchar más; decir menos y mostrar más; dirigir menos y preguntar más; coaccionar menos y persuadir más. Esas esponjas humanas inteligentes (Lo siento, Leo Bassi) lo son hasta que un día los entrenadores les ponemos los grilletes de la táctica.

15. Aprendí… de Ron Greenwood que “El fútbol es un juego sencillo, pero lo más difícil es hacer que sea sencillo”.

16. Aprendí… que en el fútbol hay adictos a tener razón siempre y esta enfermedad se cura escuchando y manteniendo una adecuada empatía. Muchos entrenadores han llegado a mostrarse obsesivos y persistentes en esta visión casi excluyente del fútbol. Se olvidan de que hasta los más torpes en este deporte tienen siempre algo de razón.

17. Aprendí… a emocionarme en el fútbol y también a contenerme; y mi entendimiento del juego me llevó a una mejor comprensión de las reacciones por muy radicales que fueren. “Si queremos obtener miel, no demos patadas a la colmena”, siempre me pareció la fórmula ideal para superar la rigidez, la rutina de un fútbol constreñido y ramplón; mediatizado; cuadriculado… Va siendo hora de flexibilizar comportamientos y huir de ciertos recados desfasados como aquel de: “¡Dales caña…!” (Añadiendo el nombre del entrenador “cañero”)

18. Aprendí… que en el fútbol hay que desactivar a tiempo, sin el efecto “bola de nieve”, las actitudes agresivas de los espectadores con actuaciones casi criminales, a ultras redomados, a barras bravas sin control, como también a esas otras faunas humanas que han surgido y que quieren de sus clubes un dinero que no les corresponde incluso hasta por los traspasos de jugadores.

19. Aprendí… que el victimismo puede ser muy dañino. Cuidado con los mártires que buscan objetivos inconfesables… ¡Aviso! Parecen un retrato robot de algunos presidentes que llevan a sus equipos a un descenso irremediable, a la venta de la plaza quejándose de que su sociedad anónima no recibe ayudas oficiales cuando las cosas no le van bien; apropiándose de lo bueno cuando el equipo gana sin dejar a nadie que comparta los éxitos; o a haber llevado al club una quiebra sin paracaídas después de haberse constituido en su mayor acreedor

20. Aprendí… del fútbol que los ritmos del juego deben ser intensivos pero no precipitados; que el fútbol empieza en la cabeza y por ello no es bueno perderla; que hay que graduar los tiempos sin correr alocadamente; comprometerse siempre con la pelota sin echar balones fuera; aplicar la pausa por aquello de “Vísteme despacio que tengo prisa”… En suma, un fútbol bien jugado.

21. Aprendí… que el esfuerzo, sólo, no basta; que la respuesta no puede ser: “Hay que echarle cojones…” Porque los que están en la ola negativa se creen que ellos trabajan lo suficiente pero los demás aportan menos… Y sólo se resurgirá si se da más importancia a la cualidad que a la cantidad, si todos se solidarizan y no escabullen el bulto compartiendo todas las responsabilidades…

22. Aprendí… que fijar metas suena muy bien. Más bien son sueños irreales del mandamás, suposiciones que se inventan para adivinar el futuro. Luego, la realidad es otra cosa… ¿Quién les iba a decir a ciertos equipos, en la mente de todos, que en esta temporada 2007/08 se debatirían en puestos de descenso cuando su propuesta era para entrar en la Copa de Europa?

MAROGAR (Junio.2008)

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