Hoy podemos estar orgullosos de este equipo. Por muchos motivos, pero sobre todo porque cree en sus posibilidades. Solo así se puede superar por segunda vez en una semana el haberse quedado en inferioridad numérica, esta vez desde el minuto 17 por una injusta expulsión por roja directa del defensa argentino Diego Herner. Pero apenas se notó en el terreno de juego. Es más, durante la segunda parte la UD Las Palmas superó al Alcoyano en todo: posesión del balón, tiros a puerta, ocasiones de gol y saques de esquina. Pero la virtud del equipo de Juan Manuel Rodríguez es la fe en su juego. La misma fe que tuvo Jonathan Viera para llevarse a trompicones un balón que otro jugador hubiera dado por perdido y quedarse solo ante el portero para marcar, con la elegancia de un dandi, el gol de la victoria. El trabajo y el sacrificio tuvo esta vez sus frutos. Tampoco hay que olvidar el acierto de los cambios tácticos claramente ofensivos que hizo el entrenador amarillo en la segunda parte, que terminó por desbordar a un Alcoyano incapaz de provechar su superioridad numérica. Hay que sentirse felices por el inicio de temporada que está haciendo la UD, pero esta Liga no ha hecho más que empezar. Porque no se olvide que no hay secretos para el éxito. Éste se alcanza preparándose, trabajando mucho y aprendiendo de los fracasos.
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