jueves, 20 de noviembre de 2008

EDITORIAL: "RAZONES TÉCNICAS"

EDITORIAL: "RAZONES TÉCNICAS"
18.11.2008 14.43 de MAROGAR artículo leído 123 veces
En los últimos tiempos, las razones técnicas son el argumento reiterativo que se dice públicamente cuando no se quiere decir nada. Son aquellas que pretenden justificar aspectos como el retraso de un tren, la suspensión de un determinado espectáculo, el accidente de un vehículo, la anulación de un vuelo, el aborto de una fusión entre dos entidades financieras… Es una frase hecha que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Las razones técnicas se pueden asociar lo mismo a una máquina que a la incompetencia de una persona o de una organización. Todo queda a la suposición y nada queda aclarado nunca. Nada más escuchar la consabida frase hecha, todo el mundo acepta sin rechistar como si fuera la voz del oráculo: “Razones técnicas”. Pues… ¡Amén!

Igual de opacas siguen siendo las explicaciones de los entrenadores de fútbol, tanto para no dar razones por las que el futbolista Fulanito no juega; o por qué fue cambiado; o por qué no acabó de marcar aquel gol tan fácil. Del mismo modo, hay que ver lo que le cuesta a un entrenador explicar los porqués de las cosas: ¿Por qué hizo los cambios tan pronto; o tan tarde…? ¿Por qué no hizo cambios?... A éstas, o cualquier otro tipo de pregunta, siempre la respuesta coincidirá repetidamente: “¡Razones técnicas! Y a partir de ahí se acabó el diálogo entre las partes. En este punto me apetece recordar aquella anécdota de autor desconocido: “El soldado de infantería novato ante su comandante: ¿Dónde está mi trinchera, señor? Y la rápida respuesta del oficial no se hizo esperar: ¡Estás sobre ella: Sólo tienes que quitar la tierra!” En este caso, el comandante fue bien explícito y no quiso ampararse en las consabidas “razones técnicas”. Con absoluta claridad y rotundidad.

Superada esta broma, les propongo un juego. Para ello pondré a continuación unas cuantas frases, cojan una del principio, otra del medio y otra más del final; o viceversa. Las pongan en la coctelera, las agiten un tanto y, después de un partido, podrá tener unas declaraciones que parecen incuestionables. Eso sí, ante la duda, contesten: “¡Razones técnicas!

1. La Liga es muy larga.
2. Conmigo jugarán siempre los que mejor entrenen.
3. Conmigo no hay titulares ni suplentes.
4. El fútbol siempre da revancha.
5. Mi equipo siempre sale a ganar los partidos.
6. Corrimos más que el equipo contrario.
7. La mejor defensa es un buen ataque.
8. Atacamos con todo y no ganamos.
9. La mejor defensa es una buena defensa.
10. Utilizaron la táctica del murciélago, todos agarrados al larguero.
11. No nos hicieron ocasiones claras.
12. No podemos perder tantos balones.

Por lo que se ve, incluso sin saber nada, absolutamente nada de fútbol, apunten en una “chuleta” estas doce frases y podrán hacer un compendio de contestaciones que un entrenador puede responder después de un partido de fútbol. El mensaje resultará neutro, repetitivo, no distinguiríamos si el que habla es un directivo, un recoge balones, un entrenador o la portera de mi edificio. Pero puedo asegurar que, a mí, me parecen más coherentes que la respuesta ambigua de las “¡Razones técnicas!”. Deben entender, los que más saben de este deporte, que tienen la obligación social de formar e informar al personal. Porque lo peor de todo sería que los aficionados dejen de ir al campo aludiendo a sus propias “razones técnicas” (Oscurantismo, fútbol rutinario, no identificación, etc.)

MAROGAR (Noviembre 2008)

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