jueves, 30 de octubre de 2008

Estoy harto de la hipocresía cuando se habla de racismo.

Autor: Juan del Baño Álvarez

Racismo en el fútbol

Estoy harto de la hipocresía cuando se habla de racismo.

Sobre el racismo en los campos de fútbol: Pues yo voy a decir que ya estoy harto. Estoy harto de tanta patraña y de que critiquen cosas que no son criticables. Si a mí, como jugador, me dice un delantero: "Etarra de mierda", "godo", "vete a tu país", "hijo de p...", pues no pasa nada. Son insultos que suelen pasar en un partido. El problema es que si yo fuera negro (y digo negro sin ninguna connotación racista ni ofensiva, como si a mí me dicen blanco), pues ese jugador estaría acusado de racismo, lo expulsarían, pondrían el grito en el cielo, vendría la ONU, las ONGs, la FIFA cerraría el campo...

Venga hombre, basta ya de tanta tontería. Parece mentira que entre los organismos llamados "competentes" haya personas que han jugado al fútbol. Cuando tú te metes con un contrario, sea blanco, negro, azul o amarillo, te metes como CONTRARIO, y solo piensas en sacarlo de partido, o en picarlo porque él ha hecho lo mismo... o por la razón que sea (más o menos aceptable), pero nunca lo haces desde un sentimiento racista. Y lo mismo pasa con las aficiones. Está claro que siempre habrá unos cuantos imbéciles, pero hay que ser coherente. Si insultan a Cannavaro (por ejemplo), pues no pasa nada. Pero si insultan a Eto'o, como es negro, pues ya está el lío. Ya hay que tomar cartas en el asunto, hay que cerrar el campo, hay que identificar a los que gritaban... ¿Por qué no pasó nada cuándo a Michel le cantaban aquello de: ¡Míchel Míchel Míchel maricón, maricón, maricóooon!? Nadie fue acusado de xenófobo ni se cerraron campos...

Basta ya de tanto victimismo. No creo que ni africanos, ni sudamericanos, ni árabes ni de un color u otro estén en situación de desventaja o tan en inferioridad como para necesitar tanta protección. Señoras y señores, estas personas son jugadores de fútbol y punto. Y aquél que ose hacer diferencia entre negros y blancos, entre amarillos y rojos, o entre diestros y zurdos (ejem), aunque sea para defenderlos, es el verdadero racista y el hipócrita, pues es el único que ve la diferencia donde no la hay. Por eso, si me enfrento a algún jugador de otra raza, diga lo que diga en el partido, al acabar le daré la mano y le acepto una copa, o las que sean.

¡Viva el fútbol y fuera la hipocresía!

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