domingo, 28 de junio de 2009

EDITORIAL: "FÚTBOL INSTINTIVO".

EDITORIAL: "FÚTBOL INSTINTIVO".
Autor: MAROGAR
21.06.2009 00:00 de Redacción esFutbol
De pronto, en febrero de 2009, apareció una noticia muy llamativa: "Un biomecánico enseñó a regatear a Cristiano". Por un lado me sorprende esta noticia; y por otro me abruma porque siempre había creído que, a jugadores como el Kun Agüero, Messi, Iniesta, Ronaldo el brasileño, Ronaldinho, Robinho y otros tantos como ellos, nadie les había enseñado a jugar al fútbol y sus cualidades innatas provocaban un fútbol meramente instintivo. Estamos hartos a escuchar o leer que cierto futbolista "juega por instinto", o sea, "por un impulso o propensión natural e indeliberada" como define el diccionario. Y ello porque las capacidades de estos excelentes jugadores tanto para el dribbling en carrera, como para el manejo en corto con la gambeta (regate) imprevisible no suelen ser el fruto del juicio o la reflexión.

La noticia continuaba: "El holandés Hill Coercer, técnico de los 70, ideó un sistema de enseñanza que postuló "la técnica se puede aprender, no es sólo innata". Creó una estructura orgánica piramidal de seis niveles acumulativos y para avanzar a un nivel más alto exige dominar los preceptos de los niveles anteriores. Dichos niveles son: Desde la base hacia arriba, la relación con el balón, la recepción y ejecución, uno contra uno, velocidad y finalización; por último el ataque colectivo. Al mismo tiempo que se trabaja con jugadores de edades comprendidas entre los 6 y los 14 años, justo cuando son más moldeables los futbolistas. Por otra parte, la escuela del método Coercer ha incorporado a su plan de trabajo el método de Cecchini de la psicocinética, "que marca la cancha con líneas y después las retira para que el jugador memorice esa huella precedente y la utilice en la resolución de situaciones de presión".

Los fuera de serie suelen escaparse de los estándares y rompen sistemáticamente todas las normas establecidas. Es en estos casos cuando se concluye que el instinto del jugador se escapa al conocimiento tradicional de los entrenadores. Incluso, esas expresiones técnicas pueden progresar o estancarse según el grado de intervención directa de los entrenadores. ¿Qué elementos funcionan para que Ronaldo, o Messi, u otros, hagan trayectos de 50 metros conduciendo sin caminos claros y vayan dejando tirados a sus defensores, haciendo líneas quebradas sin perder el balón? ¿Qué procesos instintivos intervienen en el salto de un portero de fútbol para bloquear un balón? Se asegura que el proceso para tomar decisiones correctas en fútbol no consiste en amasar una gran cantidad de información, sino en descartar intuitivamente aquella que no necesitamos. Me imagino el proceso de decisión de Messi unas décimas antes de hacer un regate, ni él mismo sabe cómo le funciona ni lo que quería hacer cuando va tomando decisiones a la máxima velocidad, sin que él las hubiera previsto de antemano. Y de manera improvisada, intuitivamente, va decidiendo lo mejor en cada momento pero dependiendo mucho del movimiento defensivo de los jugadores contrarios. Se diría que los contrarios tienen un gran mérito, sin pretenderlo, en el desempeño intuitivo final de Messi.

Al parecer, la idea de la escuela Coercer ha evolucionado en los últimos años desde una metodología analítica (trabajando independientemente los ámbitos físico, técnico, táctico y psicológico) hasta una integral (Emulando al método de trabajo en el Liverpool de Rafa Benítez) y alternando con la metodología postulada por Mourinho, la de la periodización táctica (Xavier Tamarit lo explica en su libro ¿Qué es la "Periodización Táctica"?, metodología de entrenamiento que el profesor Vitor Frade abandera en la Universidad de Oporto, Portugal). Normalmente, los jugadores con mayor técnica tienen mayores lagunas tácticas, mientras que los menos aventajados en el trato de balón poseen mayores conocimientos situacionales. Parece evidente que mejorando la calidad técnica de los jugadores se mejorará el rendimiento global del equipo. Se habla de que hay muchos técnicos que han apostado por este método: Parreira, Klinsmann, Ardiles, Houllier; siendo casi la piedra filosofal del fútbol holandés y en universidades estadounidenses. Incluso en clubes europeos para el desarrollo de categorías inferiores, llegando incluso a la cantera del Barcelona.

Es posible que el juego naciera como un método de adiestramiento militar que resultó ser un verdadero juego de vida o muerte. En China, hasta el emperador asistía al espectáculo para observar la fortaleza de sus soldados, incluso se apostaba acerca del resultado de los partidos. Desde que el hombre habitaba las cavernas su instinto básico de patear una esfera evolucionó hacia otras manifestaciones motoras. La prehistoria del fútbol se remonta a los orígenes instintivos del hombre, mientras que la historia data del momento en que el juego pasa a ser reglamentado por las instituciones británicas del siglo XIX. Los científicos están comenzando a demostrar que la intuición puede ser más efectiva que los modelos de elección racional. Porque en el fragor del partido, un futbolista no puede confeccionar una lista escrita de "pros" y de "contras", cuando va siendo acosado por los defensores contrarios y toma la mejor elección posible en ese específico momento. Si en caso de duda, tuviera que parar y pensar, no habría jugada posible. En el análisis de situaciones, la oportunidad desaparecería y por tanto no habría decisión efectiva.

El entrenamiento técnico funciona según un orden establecido consistente en practicar uno tras otro los gestos tradicionales de control del balón, de percepción y preparación de la acción siguiente, para la ejecución de pases o tiros. Es decir, primero controlar, segundo mirar y tercero hacer la jugada. El autor del libro "Decisiones instintivas", Gerd Gigerenzer, ha sido pionero en atribuir al inconsciente y a la intuición un papel esencial en la toma de decisiones. Eduard Punset, que no es un técnico de fútbol, lo explica muy bien: "Tomamos mejores decisiones si tenemos en cuenta una buena razón que si tenemos en cuenta diez". Será por eso que, cuando vemos fallar a algún delantero delante de la portería contraria, concluimos: "Falló porque dudó…". El biólogo Richard Dawkins escribe en "El gen egoísta": "Cuando un hombre lanza una pelota al aire y la atrapa nuevamente, se comporta como si hubiese resuelto un conjunto de ecuaciones diferenciales para predecir la trayectoria de la bola. Puede desconocer o no importarle lo que es una ecuación diferencial, pero ello no afecta a su habilidad. En algún nivel subconsciente, está sucediendo algo equivalente a los cálculos matemáticos".

Gerd Gigerenzer precisa al respecto: "Calcular la trayectoria de una bola no es una proeza sencilla. En teoría, las bolas siguen trayectorias parabólicas. Para seleccionar la parábola correcta, el cerebro del jugador tendría que estimar la distancia inicial respecto a la pelota, la velocidad inicial y el ángulo de proyección…Todo esto debería concluirse en escasos segundos, el tiempo que la pelota está en el aire. Se trata de una descripción estándar de cómo la mente resuelve un problema complejo mediante un proceso complejo". En este ejemplo se habla de béisbol, pero me imagino la misma técnica que utiliza un futbolista tanto para dar un pase de más de 50 metros como la habilidad y pericia para el que corre a controlarlo: "Fijar la mirada en la bola, empieza a correr y ajusta la velocidad para que el ángulo de la mirada permanezca constante. El ángulo de la mirada es el que hay entre el ojo y la bola con respecto al suelo. Utilizando esta regla no necesita medir el viento, la resistencia al aire, el efecto ni las demás variables causales".

Pocos futbolistas conocen estas posibilidades de una manera racional, ni llegarían nunca a estas conclusiones por sí mismos. Tampoco sus entrenadores. Y es en ese atajo intuitivo como funciona la calculadora mental de los futbolistas para hacer controles de balón con exquisita técnica, haciendo esos amortiguamientos con los que dejan el balón orientado para la próxima jugada. Y eso, sin utilizar escuadra ni cartabón. La práctica en los entrenamientos consigue esa perfección intuitiva. Incluso el repetido Gerd Gigerenzer cita la "heurística* de la mirada" (*heurística = arte de inventar). Asegurando que "la mirada funciona en un nivel inconsciente y no funciona en todos los problemas de interceptación. Muchos jugadores de béisbol dicen que la pelota más difícil de coger es la que va directa hacia uno. La regla general no sirve". Figura muy similar ocurre cuando se trata de defender un balón delante del portero y precisamente no se puede evitar que el balón rebote en el mismo defensa para acabar marcándose gol en su propia portería.

Por tanto, es muy común que los futbolistas hacen cosas en los partidos que nunca sabrán explicarlas, no tienen manualizadas las instrucciones en ningún texto, incluso les costaría enseñarlas a otro futbolista, verbalizarlas mínimamente, porque se les escapan los aspectos prácticos y los muchos detalles a conjugar. Ellos lo tienen registrado en su cabeza, lo saben hacer pero no saben explicarlo… Es el instinto, la propensión natural, pero también el trabajo de muchas horas simulando y aprendiendo. Incluso, exagerando, son como esos astronautas que nunca podrá prever todo lo que pueda aparecer en un vuelo planetario pero están preparados para cualquier improvisación consistente…

MAROGAR (Junio 2009)

ESFUTBOL.NET

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