La mala suerte priva al Rayo del liderato | ||||||||||||||||||
Desgraciado autogol de Amaya en el último minuto del partido | ||||||||||||||||||
Carlos Sánchez Blas (Alicante) | 06.09.2008 23h21 | ||||||||||||||||||
Este Rayo tiene buena pinta, muy buena pinta. Jugó al fútbol y fue valiente, pero también supo defender y arrimar el hombro cuando el Hércules tiro de épica. Sólo la mala suerte, disfrazada de Amaya, privó a los franjirrojos de dormir como líderes en solitario de Segunda División. El tópico (y Boskov) dirían “El fútbol es así”: en Huesca sonrió la fortuna en la prolongación, pero en Alicante la “propina” ha traído la desgracia para Amaya, que hasta ese momento había completado un partido brillante. Ha tenido que ser un compañero el que hiciera perder la imbatibilidad a Cobeño. Herculanos y rayistas demostraron que pueden buscar posiciones cabeceras esta temporada. Pero el Rayo es mejor. Porque su portero es una garantía; porque los centrales son solventes, seguros, eficaces; porque en la media combina fuerza y compromiso (Diamé) con calidad de Primera (Míchel I de Vallecas); y porque donde se consiguen los ascensos, en la definición, al Rayito le sobra pólvora (Pachón es suplente y Jesús Perera ni siquiera ha debutado). Son 42 jornadas, los equipos todavía no han despegado, la experiencia exige prudencia… pero este Rayo Vallecano es un equipazo. El partido comenzó vibrante, con ambos equipos buscando el área contraria. Tote (uno de los pocos futbolistas de barrio que sobreviven en el fútbol del siglo XXI) salió con ganas de darle la tarde a Cobeño. En la otra portería, Collantes se encontraba con el poste de la portería del Rico Pérez. Hércules y Rayo nos regalaban minutos de fútbol sin complejos, ofensivo. En ese momento apareció David Aganzo para “pinchar” el cuero en la corona del área, romper la cintura de Abraham Paz (no ha superado el penalti al palo, en ese mismo campo, que supuso el descenso de “su” Cádiz a Segunda B) y soltar un zapatazo que se coló por una esquinita del marco herculano. En la segunda mitad bajó la calidad del partido. Los “hombres de Mel” controlaron el ritmo del encuentro, interpretaron bien los nervios del rival, se creó una coyuntura que les invitaba a replegarse y buscar las contras, sobre todo a través de la velocidad de Collantes (el chaval no acaba de leer bien los partidos) y la verticalidad de Piti, motivado en su vuelta a un estadio en el que no le dejaron exhibir su zurda de ensueño. El Rayo aguantó bien, cómodo… hasta el último segundo del último minuto, cuando Amaya cambió su pierna por una pata de palo y sorprendió a todos, incluido Cobeño, que bastante tenía con vigilar a Tote y Delibasic. A los franjirrojos se les quedó cara de tontos, habían perdido dos puntos que ya tenían en la buchaca y que les colocaba líderes de “plata”. Dos puntos menos, sí, pero toneladas de crédito y de ilusión más. Este Rayo promete. Este Rayo puede pelear el ascenso. | ||||||||||||||||||
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domingo, 7 de septiembre de 2008
La mala suerte priva al Rayo del liderato
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