domingo, 13 de julio de 2008

La crisis y los salarios mínimos llegan al fútbol profesional

LO MÍNIMO QUE PUEDE COBRAR UN JUGADOR SON 66.000 € Y MUCHOS EQUIPOS LO PAGARÁN

La crisis y los salarios mínimos llegan al fútbol profesional

NACHO SILVÁN Y RODRIGO ERRASTI / MADRID Con la palabra crisis instalada en el día a día de la mayoría de hogares españoles, sería un milagro que los clubes de fútbol escaparan a esta situación económica. Sí, la recesión lleva tiempo instalada en la Liga de las Estrellas —y en Segunda y más abajo, por supuesto— y este verano se ha alcanzado una situación inimaginable hace pocos años. El salario de los futbolistas, generalmente inflado según la percepción media de la sociedad española, no es que no suba, es que está bajando a pasos agigantados.

Según el último convenio, lo mínimo que puede cobrar un jugador de Primera son 66.000 euros netos por campaña, 42.000 en Segunda. Eran cantidades irrisorias hace muy poco, pero este verano hay clubes que están ofreciendo poco más de eso. Se calcula que los salarios de los futbolistas de Primera han bajado un 50 por ciento respecto a 2005.

El Numancia, por ejemplo, sigue su política de no ofrecer más de lo que puede pagar, pero hay otros que ofrecen menos que nunca y se acercan a estas cantidades como Sporting, Málaga o Valladolid. Para hacerse una idea, a este nivel se están haciendo un contrato a un lateral derecho por 150.000 euros netos, más o menos lo que van a cobrar jugadores de cantera a los que se les ha subido el sueldo por ascender. Y a un fichaje de los importantes —un medio goleador— se le dan 500.000 euros. Ahí están también clubes como Osasuna o Racing que, pese a jugar en Europa, no paga grandes cantidades.

Cada uno regatea la crisis como puede y el Recre, por ejemplo, paga un poco más pero con cláusulas que le permitan rebajar el sueldo a un jugador. Un caso paradigmático de los últimos días: Se ofrecen 280.000 euros por dos temporadas, pero si el club desciende se le rebaja el 25% de lo que había que pagarle la primera campaña y en la división de plata el 50%.

Las cláusulas se multiplican en los contratos de hoy en día, porque todos los clubes buscan pagar cuanto menos mejor. Hay algunas que rebajan el sueldo si el jugador no alcanza un número determinado de partidos.

Uso mayoritario de los pagarés

El problema es no sólo conseguir un buen contrato, sino que se cumpla. La mayoría de equipos utiliza pagarés. Muchas veces son a poco tiempo, pero en ocasiones esa espera se hace eterna. Es por eso por lo que algunos jugadores prefieren equipos que les den garantías de cobro, como el Villarreal. Pueden dar pagarés, pero saben que los hacen efectivos. Otros equipos ofrecen más dinero porque se han propuesto no pagar traspasos, como el Mallorca. Es la política de coste cero.

En esta situación atípica hay equipos como el Athletic que se están retrasando en sus pagos por primera vez en los últimos cinco años. Aunque en este caso el retraso sea de apenas 15 días. Este club, para hacerse una idea, ha ofrecido la mitad que el Villarreal por Joseba Llorente. Por contra, ha surgido un club como el Almería que está ofreciendo contratos por encima de la media. Es una excepción.

La realidad es que el mercado está muy parado porque necesita que alguien inyecte dinero para que pueda redistribuirse. Es una especie de efecto dominó: Cuando a uno le compran un jugador, invierte este dinero fichando y así insufla dinero en varios rivales.
Pero lo de pagar traspaso es algo al alcance de muy pocos. Antes, para un jugador quedar libre era un chollo; podía negociar un buen contrato porque su club de destino no debía pagar traspaso. Así, al futbolista se le pagaba la llamada prima de fichaje, un dinero por llegar libre. Eso ya no se paga en España. El croata Klasnic la cobrará en el Nantes francés —ojo, más de un millón de euros—, algo que ni Mallorca ni Osasuna podían ofrecerle.

Así no es de extrañar que nadie quiera moverse. Con las Leyes Concursales cada vez más de actualidad, los futbolistas prefieren lo malo conocido. Y el que cambia de equipo este verano ya sabe lo que hay.

MARCA

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