La contundente derrota en Alcorcón supone la confirmación macabra de unos de los peores registros de Las Palmas. Los números no admiten debate ni distorsión, por mucho que se quieran enmascarar, ya que ejercen como testigo objetivo e irrefutable de una realidad tenebrosa que condena a la pérdida de categoría en el caso de que no tenga solución de continuidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario