domingo, 2 de agosto de 2009

La UD Fuerteventura, abocada a desaparecer tras el descenso

La UD Fuerteventura, abocada a desaparecer tras el descenso

La Provincia.es




Imagen del Fuerteventura-Lorca, equipos descendidos por no pagar. G. FUSELLI
VÍCTOR RASTRILLA La breve historia de la UD Fuerteventura en el fútbol nacional y canario tiene los días contados. El descenso administrativo acordado por la comisión mixta AFE-RFEF le condena a desaparecer. Una deuda que se dice en total es de cinco millones de euros es argumento de peso tras perder la plaza en el Grupo 2 de la Segunda B por un débito con los futbolistas de 820.000 euros.


Volver a levantar la estructura con el equipo en Tercera y sus filiales requiere liquidar, de alguna forma, los compromisos con los acreedores, y por lo que ha sucedido desde la temporada 2007-08 con el empresario Pedro de la Fuente gestionando el club, nadie puede ser optimista.


La UD Fuerteventura nació en 2004 de la fusión de este club de Puerto del Rosario con el CD Corralejo para jugar en Segunda B. Descendió, volvió a subir dos temporadas después como cuarto clasificado del grupo canario de Tercera y en la temporada 2007-08 es el mejor de los canarios, acaba tercero la liga y disputa la fase de ascenso, en la que fue eliminado por el Alicante. El déficit del equipo majorero ya era considerable y a última hora eludió el descenso en los despachos de la AFE porque se retiraron denuncias.


El lastre era notorio y, sin embargo, se volvió a formar un equipo competitivo para iniciar la campaña 2008-09. Y desde que empezó los problemas fueron en aumento y el declive una realidad. Acumularon meses sin pagar, desapareció el presidente y los que pudieron abandonaron el club. Los que se quedaron y dieron la cara hicieron la proeza de mantener la categoría con sus resultados. Hasta el propio entrenador, José Juan Almeida, el máximo defensor del equipo y que exigía no cesar en el trabajo, tuvo que rendirse. El club iba proa al marisco.


Y así, pese a las múltiples protestas, gestiones, campañas e ilusiones evaporadas, la entidad se quedó sin el respaldo necesario. No entró dinero, no había ni para material y a duras penas concluyeron el año deportivo con una plantilla que apeló al orgullo para acabar con dignidad.


SOLUCIÓN INVIABLE. Después, todo ha sido cuestión de tiempo, pese a que a última hora un grupo representado por Manuel Magdalena, presidente del Atlético Pegaso madrileño, aprovechó que nadie quería entrar en el club para proclamar que iban a tratar de salvarlo y sanearlo con negociaciones con los futbolistas y aportaciones de las instituciones. La esperanza se mantuvo hasta conocerse que las supuestas negociaciones para rebajar la deuda y retirar las denuncias nunca se llevaron a cabo por completo. Las soluciones que aportaban no se plasmaron, algunas eran inviables, y el club se queda con una carga que se tendrán que repartir los afectados por culpa de quienes se dedicaron a gastar mucho más de lo que disponían.

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