El equipo no termina de carburar,salvo el partidazo (primer tiempo sobre todo) de la vuelta de la super copa, se notan las mismas grietas: falencias defensivas, falta de entrega, desconcentraciones y excesivo nerviosismo. Eso si, esto recien comienza, y que tal jugó el Triste???
El equipo está pagando demasiado caro el bajón físico que atraviesa. Sólo 4 puntos de 12 posibles, dejando una distancia con el rival, el Barcelona, de 8 puntos ya. La salida de hoy entrañaba peligro, más que por el rival (las últimas visitas dicen que no), por el famoso virus FIFA, que no solo detiene las competiciones, sino que agota a los jugadores. El Sevilla no adoleció de semejante desventaja, ya que los pocos internacionales que cedió apenas jugaron minutos. Sabiendo ésto, es lógico adivinar en que faceta ganaron el partido: el físico.
Saltó el Madrid al Sánchez Pizjuán de verde y a ocho puntos del líder. Y salió pálido y a los mismos ocho de distancia. La palidez del colectivo era en el fondo sonrojo para sus aficionados, que asiste frustrada al penoso espectáculo de cuatro puntos ganados de doce posibles y una sola victoria contra el débil Granada. Se confirmaron en Nervión las sensaciones de una pésima pretemporada, pagada con un descuelgue vertiginoso que convierte las aspiraciones de reválida en una quimera en el prólogo de la temporada. La preparación, sin duda nula, hay que ponerla en el debe de Mourinho, dueño y señor de la parcela deportiva. Eso y el diseño de una plantilla que tiene a Arbeloa como lateral insustituible y a un mediapunta que supera la decena de millones de ficha solo para dar sombra al botijo. Elementos, todos ellos, que explican en parte la segunda derrota liguera, que llegó sin que el oponente tuviera que hacer nada del otro mundo.
Solo tuvo diez minutos apañados el Madrid, coincidiendo con la efervescencia inicial de un Modric que contactó mucho con la pelota hasta que se diluyó como un azucarillo. El croata, de hecho, protagonizó la intentona más próxima a convertirse en gol, aunque Palop tocó lo suficiente para que la pelota se fuera al palo. Esa y la de Sergio Ramos, que mandó fuera un cabezazo a un metro del marco, fueron dos de las escasas ocasiones, casi las únicas.
Es un órdago a la grande y así debe ser tomado. Jose Mourinho no se anduvo por las ramas tras la derrota ante el Sevilla y, en un ejercicio en el que cargó con toda la responsabilidad de la oscura temporada que está realizando el equipo blanco, no dudó en leer la cartilla públicamente, y van dos veces, a sus jugadores. Es un todo o nada: si el equipo no reacciona, Mourinho tendrá a toda la plantilla en su contra.
"La imagen del equipo es el primer minuto. No podemos trabajar más y mejor el balón parado. Cada jugador sabe su posición, su misión, quién es su oponente, saben la zona que tienen que ocupar, lo trabajamos, tenemos gráficos en el vestuario... Es la imagen de mi equipo, un equipo sin concentración, sin disponibilidad mental para sufrir", se arrancó Mourinho. Falta de actitud, como ante el Getafe. Los despistes en defensa por ir de sobrados que están costando una retahila de puntos intolerable para un club como éste.
"Hay pocas cabezas comprometidas y si hay poco compromiso, es complicado. En el descanso he cambiado dos jugadores, pero quería cambiar a siete. Si no están comprometidos es por mi culpa. Cuando comparas el Sevilla con el Madrid es muy fácil de entenderlo. Cada balón es el último de su vida, tuvieron una agresividad perfecta. Lo hicimos contra el Barcelona, pero nada más. Ya avisé ayer, pero estábais (por la Prensa) más pendientes de historias rosas, de lo de Ronaldo. Yo quería hablar de fútbol, de mi equipo, estaba diciendo mi problema. Mi equipo en este momento no está. La responsabilidad es mía", continuó.
"Me preocupa mi equipo, no la distancia de ocho puntos. Desde que la temporada ha empezado, sólo hemos jugado en la Supercopa. No jugamos nada contra Getafe, nada hoy, poquísimo contra el Granada, algo contra el Valencia. En este momento no tengo equipo", concluyó. El órdago está lanzado.
Otra vez a balón parado
Tanto en el doble enfrentamiento supercopero ante el Barcelona como en los dos primeros choques ligueros, ante Valencia y Getafe, la defensa madridista había disipado de un plumazo la vestimenta de inexpugnabilidad con la que había lidiado desde la campaña pasada para pasar a convertirse poco menos que en un vaso de agua.La preocupación se extiende, además, por el hecho de cómo han sido encajados esos goles: porque en los cinco partidos en los que el club blanco ha recogido el balón de la portería de Casillas siempre alguno de los tantos en contra llegó a balón parado, el gran déficit que viene acusando este Real Madrid desde que iniciara la pretemporada. La falta de atención es la causa que se achaca dentro del cuerpo técnico ante esos despistes que están provocando más sustos de los habituales. Un problema que ante el Sevilla volvió a quedar en evidencia.
Modric y Sergio Ramos pudieron empatar pero dispararon al palo
SEV 1 - 0 RM: Un Madrid verdegonzoso
Irreconocible, y no por la espantosa camiseta verde. El Real Madrid prácticamente dijo adiós a la Liga tras caer con estrépito en Sevilla, de nuevo con un equipo plano, previsible, con varios jugadores muy lejos de su mejor forma y con decisiones tácticas que costaron no tener prácticamente nunca el control del partido. Un solitario gol nada más empezar sobreexcitó al Madrid, que cuajó un partido indigno. Fue un Madrid 'verdegonzoso'.
El partido quedó marcado por la falta de tensión del Real Madrid en el arranque, que provocó primero un estrepitoso fallo de Casillas salvado in extremis por el capitán blanco y, sin solución de continuidad, el gol de Trochowski, en una empanada mental de nuevo a balón parado en el que quedó más señalado fue un Di María que se perdió en sus divagaciones.
Pero el 1-0 actuó como dos camiones de Red Bull en el cuerpo de algunos jugadores madridistas. Sobre todo en el Fideo, que literalmente se hundió por su error: todo lo que hizo el argentino mientras estuvo en el campo fue un despropósito e incluso se salvó de la expulsión antes del descanso de milagro. Otro sobreexcitado fue Higuaín, también emponzoñado en disputas absurdas y sin acertar a dirigir su ira a lo que debe, a marcar: dos ocasiones al limbo. Cristiano, sin dejar claro si ha salido de su tristeza o no, tuvo diez minutos de presencia y ochenta de oscuridad absoluta. Demasiado poco.
El Madrid apareció completamente cortocircuitado en la primera mitad. Míchel le ganó por la mano la partida a Mourinho en ese acto inaugural, al alinear a tres centrocampistas de contención reforzados por Rakitic que ahogaban todas las salidas blancas. Todas es todas, porque el Madrid apenas encontró resquicios para moverse con soltura sobre el césped. Navas era un terror para Marcelo, Ramos decidió no comparecer al partido y Arbeloa andaba enfrascado en que sus limitaciones no quedaran más expuestas ante el combate a campo abierto que ofrecieron los hispalenses.
El Madrid fue muy poco en ese primer acto, Özil desaparecido en la preocupante línea que atraviesa desde que arrancara la temporada. Tres intentonas de Ronaldo que se tropezaron con Palop y dos errores de Higuaín, un cabezazo y un latigazo de derechas, que se marcharon desviados. El resto fue un auténtico despropósito que Xabi Alonso y Pepe, impresionante el central portugués, no pudieron arreglar aunque se dejaron el alma en ello.
Tocaba darle la vuelta al equipo tras la reanudación, así que Mourinho decidió dejar a Di María y Özil, el más sobreexcitado y el más apático respectivamente, en el vestuario. Modric y Benzema le dieron otro aspecto al equipo en ataque, porque se mostraron participativos y con pulso normal. Un disparo del croata se tropezó con el poste derecho de Palop en la primera ocasión realmente clara de los blancos, minuto cinco de la segunda parte y el encuentro roto.
El Madrid, al menos, tenía otra cara: asumiendo riesgos en defensa, obvio, pero la presencia de Modric, que fue capaz de encontrar oxígeno entre la marabunta y de darle sentido al juego, cambió la dinámica del encuentro y fue más reconocible: Ramos desperdició una ocasión increíble de cabeza a un metro de la línea de gol y sin portero mientras a Ronaldo le hacían penalti de libro un par de metros más atrás.
Con Higuaín especialmente nefasto en la definición, Mourinho apostó ya el todo por el todo: fuera Arbeloa, dentro Callejón y atrás, Khedira de lateral derecho. Algo que más parecía un tiro en un pie que otra cosa porque el equipo se desbarató por completo, perdido en su galimatías táctico. Porque desde ahí el Madrid no volvió a encontrar la brújula para aproximarse a Palop con peligro, demasiada aglomeración arriba en una decisión que le dio oxígeno al rival. Porque el partido, como sucediera en Getafe, no murió donde debería, en el área rival. Urge tomar soluciones, sean en el sentido que sean. Y mañana, quizás, podría ser incluso demasiado tarde.
Ficha técnica:
1 - Sevilla FC: Palop; Cicinho, Botía, Spahic, Fernando Navarro; Rakitic (Manu del Moral, m.60), Medel, Maduro, Trochowski (Kondogbia, m.82); Jesús Navas y Negredo (Luna, m.70).0 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Callejón, m.65), Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso; Di María (Modric, m.46), Özil (Benzemá, m.46), Cristiano Ronaldo; e Higuaín.
Gol: 1-0, M.2: Trochowski.
Árbitro: Alberto Undiano Mallenco (Comité Navarro). Amonestó a los locales Fernando Navarro (m.04), Rakitic (m.44) y Luna (m.88) y a los visitantes Higuaín (m.04), Di María (m.28) y Pepe (m.40).
Incidencias: Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante algo más de treinta mil espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones. Antes del encuentro recibieron un homenaje las olímpicas sevillistas en Londres 2012 Marina Alabau, oro en la clase de vela RS:X, y Lorena Miranda, plata en waterpolo femenino
- Trochowski adelantó a los andaluces en el primer minuto de partido (1-0).
- Higuaín y Di María pudieron ser expulsados por agresiones sin balón.
- Modric y Sergio Ramos se toparon con el palo en la segunda mitad.
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