Post Partido Betis vs UDLP
En el día de ayer quisimos dedicar nuestra (breve) Previa del partido ante el Betis (la pueden ver aquí)
a insuflar ánimos y confianza ante el difícil partido que se nos
presentaba. Y nada mejor que recuperar la gesta Copera de 1978 que, a
pesar de terminar con derrota, se recuerda como una de las páginas más
gloriosas de la historia de la UD Las Palmas. No quisimos realizar
ningún análisis, tan sólo nos remitimos a nuestra historia, queríamos
tocar allá donde el nace el sentimiento amarillo. Nada más.
Todas las despedidas son
amargas si no hay una certeza de un reencuentro cercano. Y nuestro
adiós de la Copa del Rey ha sido de esas despedidas que tienen sabor a
reencuentro, al mejor de todos ellos: el reencuentro con uno mismo.
Llegaba el equipo a la
capital andaluza con una sacudida en forma de derrota en el frigorífico
soriano, inapelable a pesar de los peros que se le podían etiquetar con
más o menos justificación. En Heliópolis se frotaban las manos ante tal
panorama. Pero acabaron frotándose las manos por el frío que les provocó
la imagen de una eliminación suya que estuvo tan cercana como lo ha
sido la nuestra.
Sergio
Lobera planteó un partido valiente, sin un referente claro para la
creación, apostó por una pareja de medios centros que debería de
cortocircuitar la línea creativa local y hacer de lanzadera para el
cuatridente ofensivo que suponían: Momo, Vitolo, Chrisantus y Thievy.
Ambos equipos plantearon un partido desde la seriedad defensiva pero con
vocación ofensiva de manera vertical. Con oportunidades claras por
ambas partes, como si fuera un combate de boxeo el devenir del partido
iba a decidir la eliminatoria a los puntos, cuando llegó el error fatal
de (hasta ese momento) un imponente Hernán. Cedió un balón a los pies de
la bestia negra amarilla que es, y parece que será por mucho tiempo,
Rubén Castro.
¿Que poso deja el
partido? Nos deja un equipo que ha sabido reponerse, ha vuelto a
encontrarse consigo mismo, y ha despejado de un plumazo las dudas de los
más indecisos. Y lo ha logrado sufriendo claras oportunidades de gol
verdiblancas, desaprovechando ocasiones claras de gol para matar la
eliminatoria, lo hace incluso a pesar del fallo de unos de sus mejores
hombres en la noche de ayer. Si somos capaces de lograr esto con tantas
aristas, el día que el 50% de nuestras taras sean corregidas, ya no
habrá nadie que albergue ninguna duda.
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