El Olivo sale vivo ante el Tacuense
Cualquier victoria menos el 0-1 ante el Girona daría el ascenso al conjunto vigués
EL FARO DE VIGO |
Las jugadoras de Olivo y Tacuense se preparan para vivir la tanda de penaltis a la conclusión del encuentro. // Eugenio Álvarez
Carlota, Loty (Miriam, min. 56), Cuchi, Sara, Cris (Marta, min. 90), Loreto, Ana Buceta, Sarita, Clo (Alex, min. 67), Joana y Anair.
Tacuense 1
Pilar, Laura, Chuchi, Yarmina, Tania, Jessica (Raquel, min. 46), Nisa Pérez (Charo, min. 80), Elena, Tamara, Nisa (Laura, min. 86) y María José.
Goles: 0-1, min. 46: María José. 1-1, min. 75: Miriam. Árbitro: José Manuel Pérez Cabaleiro, del colegio vigués. Amonestó a Clo y Loreto, de El Olivo, y a Nisa Pérez, María José y Yarmina, del Tacuense. Incidencias: Segundo jornada de la fase de ascenso a la Superliga de fútbol femenino. Mil personas en el campo de Navia.
El Olivo está a tres puntos de lograr su primer ascenso a la Superliga, los que tendrá que conseguir el próximo domingo en Girona. El equipo vigués salvó ayer el primer obstáculo, al arrancar un meritorio empate a un gol ante el Tecuense. El grupo dirigido por Edu González estuvo al borde del abismo. Jugó mal en la primera parte y encajó un gol al inicio de la segunda. Un cabezazo de Miriam tras un saque de esquina le dio el valioso empate.
El particular examen del Olivo lo pasó con una nota ajustada. Lo reconoció el entrenador del conjunto vigués al término del encuentro. No perder era vital. El Tacuense había ganado al Girona, por lo que era necesario que El Olivo lograra un marcador positivo. Curiosamente, una victoria provocaría un empate a tres puntos en la clasificación y que el ascenso se decidiera en Girona, con el equipo local con opciones. Ahora, las catalanas ya no tienen nada que hacer. A las viguesas les vale cualquier victoria excepto el 0-1, ya que perdieron en la tanda de penaltis. El Tacuense se quedaría también con cuatro puntos, pero tendría peor diferencia de goles.
Las cuentas para lograr el ascenso se realizaron en el campo de Navia después de un partido extraño. La primera mitad fue un calvario para los locales. Nerviosas y agarrotadas, el Tacuense mantuvo el control del choque, la posesión de la pelota y además rondó con mucho peligro la portería local. Solo su falta de acierto rematador y algo más de ambición ofensiva salvaron a las viguesas.
Edu González no comprendía desde el banquillo lo que sucedía. Quizás a sus jugadoras les pesó la responsabilidad o que las canarias se presentaron a la cita con dos atacantes. Lo cierto es que la angustia se apoderó de todos. Las jugadoras de El Olivo llegaban tarde a los balones y muchas veces no acertaban a despejar con eficacia. Todo un cúmulo de despropósitos para las locales, incapaces de reaccionar y estancadas en un juego poco fluido. Las canarias se armaron de paciencia e hicieron sufrir mucho a las viguesas.
O cambiaba el panorama en el segundo tiempo o El Olivo se hundía. En la primera jugada del segundo periodo, las viguesas fallaron una clara ocasión de gol. En la siguiente acción, las canarias no perdonaron. La gesta se ponía cuesta arriba, sobre todo por lo visto en el primer tiempo. El guión del partido tendría que sufrir modificaciones, aunque se mantuvo igual durante varios minutos.
Edu González decidió entonces dar entrada a Miriam. La colocó "entre líneas" y su efecto fue demoledor. El Olivo comenzó a funcionar mejor. El balón ya no le quemaba en los pies y llegaba por lo menos a la portería rival. El empate rondó en alguna ocasión, pero quedaba plasmarlo.
Acierto a balón parado
Curiosamente fue en un saque de esquina donde llegó el tanto. Miriam acertó a rematar con criterio, a poner el balón fuera del alcance de la portera rival. Era un tanto esperanzador y salvador. Pero todavía quedaba sufrir.
El Tacuense se lanzó al ataque en busca de un tanto que le diera el ascenso seguro. Y dispuso de ocasiones, oportunidades que se clavaron como un cuchillo en las jugadoras locales. El equipo de Edu González comprendió que no debía rendirse y que podía jugar mejor. Y así fue. Con tan preciado botín en el marcador, las viguesas se mantuvieron firmes en el control del partido y se volvieron un poco más agresivas. Intentaron trenzar jugadas y buscar un nuevo tanto. Pero también se les debe reconocer su agotamiento, tanto físico como mental para afrontar la situación.
El empate no es un mal resultado. Podría haber sido peor. El sueño del ascenso se mantiene vivo, aunque El Olivo deberá aprender la lección de ayer. Un equipo que sale dormido y nervioso puede pagar muy caro esos dos errores. Ahora queda lo más difícil. Teniendo en cuenta que para el Girona será un trámite, las viguesas están a un paso de poder entrar a formar parte de la historia del fútbol femenino en Galicia. Sería el primer equipo en la Superliga y crearía un precedente importante. Pero necesita como mínimo dos goles para que el despertar de lo que era un sueño se convierta en una realidad cargada de simbolismo
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