Las Palmas no perdona los errores del Córdoba
El Córdoba pagó su falta de acierto ante Las Palmas, que con un partido serio logró quedarse tres puntos valiosísimos en el Gran Canaria. Aranda, pasada la hora de juego, cambió el partido con su gol y Tana sentenció ya en el tiempo añadido. (Foto de: udlaspalmas.net)
Quien
perdona lo acaba pagando. Pocas veces se libra. Podrían escribirse
tesis doctorales sobre el asunto, pero el castigo que recibe el equipo
que peca de indulgencia suele ser directamente proporcional a la calidad
de su adversario. Fallar un penalti con 0-0 ante el Jaén conducirá de
forma lógica a un empate sin goles; pero hacerlo contra uno de los
conjuntos con más quilates en ataque lleva sin remedio al fracaso. Las
Palmas no tuvo piedad.
Pero, sabiduría popular al margen, el Córdoba tiene un problema llamado gol.
Le costará un mundo mantenerse entre los mejores si ni siquiera se
acerca a las cifras anotadoras de los conjuntos de la zona media. Con un
mínimo de acierto, los pupilos de Villa hubiesen rascado algo de su
visita a las Islas Afortunadas. Y no es que la suerte se aliase con los
canarios ni que los blanquiverdes bombardeasen a Barbosa, pero sí que
ofrecieron ambos equipos un partido bastante parejo, con alternativas,
propio de dos candidatos al ascenso que incluso demostraron en algunas
fases -inicio del segundo tiempo- el clásico respeto que se profesan
quienes se saben rivales directos.
El técnico califal era consciente de que
el encuentro podía suponer un punto de inflexión. Caer derrotados, con
una visita a Lugo en el horizonte más cercano, no haría ningún favor al
casillero de puntos ni a la moral. Además, el Córdoba tenía ante sí la
oportunidad para dejar muy herido al conjunto insular. Quizás por todo
lo anterior, en el once inicial elegido por Villa destacaba cierta
búsqueda de seguridad. Bouzón entraba por Janse en el lateral derecho y
Samu, por Espejo, en el izquierdo. El resto de la alineación, la misma
que derrotó al Girona. Orden, sobriedad e intensidad para enfrentarse a
los Valerón, Masoud y compañía.
Las señas de identidad del equipo blanquiverde se revelaron pronto. La presión visitante incomodó bastante a Las Palmas,
y las ocasiones comenzaron a caer del lado que más las buscaba. Xisco
tuvo la primera con un cabezazo alto. Y, apenas cinco minutos después,
López Silva volvió a demostrar su capacidad para desequilibrar. Un déjà vu que
llevó a la mente del cordobesismo los nombres de Akapo o Ramalho. En
esta ocasión, la víctima fue Galán: penalti y amarilla para el lateral.
Xisco agarró de nuevo el balón, como en Jaén y como ante el Girona,
aunque aquí el recuerdo no fue tan grato. El delantero calcó su mal
lanzamiento de La Victoria y Barbosa adivinó la dirección.
Entre la euforia local y los lamentos visitantes, la respuesta del cuadro de Lobera no se iba a hacer esperar. El canterano Asdrúbal se sacó un latigazo desde la frontal que impactó en el travesaño
y cayó en los pies de Masoud. La jugada terminó con el iraní en el
suelo y el público pidiendo penalti. Comenzó a encenderse ahí la grada
amarilla, y ya no se apagaría.
Ningún equipo tenía el control del
partido y eso, que podría preocupar a Villa en condiciones normales,
quizás no era tan malo en el Gran Canaria. El Córdoba tuvo opciones para
sacar provecho de la situación. En el 24′, una de esas jugadas que
tienen visos de hacerse famosas en la categoría de plata casi propicia
el 0-1. Sacó de banda Samu, peinó Xisco y empalmó la pelota Pedro, pero
sin la precisión necesaria. El peligro de Las Palmas tenía forma de
silbato, con una grada encendida y un árbitro que quizás tuvo motivos
para equilibrar la balanza de penas máximas a raíz de una caída de Apoño
en el área.
A medida que corría el reloj, el cuadro de Lobera fue ganando metros.
Masoud crecía en la media punta. El ex osasunista amenazaba igual con
un chut lejano que con un eslalon y un disparo desde el balcón del área.
Las tarjetas se convirtieron en otra preocupación para los
blanquiverdes. El colegiado se las mostró a Luso y Bouzón, además de a
López Silva, que se perderá el próximo partido por acumular ya cinco.
Sin duda, la baja del onubense será la más sensible de cuantas pueda
tener a día de hoy el Córdoba. La parroquia local lo protestaba todo.
Esperaba un segundo tiempo de mucha tensión, aunque sólo comenzó con 0-0
en el electrónico porque ningún compañero llegó a un servicio de
Caballero que se paseó por el área pequeña. Lo lamentaría el Córdoba.
Se reanudó el partido con un ritmo bien
distinto. Había más respeto. Cualquier acción podía desequilibrar
definitivamente la balanza. La táctica y la estrategia cobraban
importancia y encorsetaban a los 22 protagonistas, si bien los focos
apuntaban directamente a las estrellas de uno y otro bando, a los
jugadores con capacidad de romper la monotonía. Y había muchos, a pesar
de que un gris Valerón ya había dejado su sitio a Nauzet. No fue el turno de López Silva ni de Caballero, sino de Carlos Aranda,
que controló un balón llovido con la derecha y se hizo sitio entre los
hermanos Cruz para batir al Zamora de la categoría con la izquierda. Un
gol que devolvía a la mente califal la pena máxima desperdiciada en el
primer tiempo.
Le costó levantarse al equipo de Pablo
Villa, que intentó reactivar a los suyos con un doble cambio
contundente: Pacheco y Dávila por Pedro y Bernardo. Justo antes de que
entrasen los teóricos revulsivos, un inspiradísimo Barbosa evitó el
golazo de libre directo de Abel Gómez. Más tarde entró Pelayo por Bouzón
para dibujar un 3-2-3-2 ultraofensivo que, sin embargo, apenas llegaría
a los dominios del meta local. Las interrupciones, la falta de
precisión y la previsibilidad favorecieron una resistencia relativamente
tranquila a Las Palmas. Sólo Uli Dávila, con un cabezazo a bocajarro,
consiguió sobrecoger al Gran Canaria, pero la grada celebró como si de
un tanto se tratase la espectacular intervención de Barbosa.
El acoso y derribo califal sería estéril.
Las Palmas, que vivió en su trinchera durante algunos minutos, supo
jugar los instantes finales. La amarilla que vio Saizar era una
premonición: a la contra podía sentenciar el conjunto de Lobera en
cualquier momento. Lo hizo Tana, en el 93′, cuando el
partido estaba completamente roto, para cerrar un marcador tan engañoso
como paradójicamente ilustrador. No mereció tal castigo el Córdoba, pero
se lo ganó a pulso con cada uno de los perdones que concedió a su
adversario, que ahora le pisa los talones en la clasificación.
FICHA TÉCNICA
UD Las Palmas: Barbosa,
Galán, David García, Deivid, Castillo, Vicente, Apoño, Asdrúbal (84′
Tana), Valerón (45′ Nauzet), Masoud y Aranda (87′ Máyor)
Córdoba CF: Saizar,
Bouzón (76′ Pelayo), Bernardo (66′ Pacheco), Fran Cruz, Samu, Luso,
Abel, Pedro (66′ Dávila), Caballero, López Silva y Xisco
Árbitro: Muñoz
Mayordomo, Jesús (Comité Castellano-Manchego). Amonestó a Galán, por
parte local, y a López Silva, Luso y Bouzón, por parte visitante.
Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada de la Liga Adelante, celebrado en el estadio Gran Canaria.
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