No
hay cosa más bonita en el fútbol canario que ese partido en el que los
dos grandes representantes se juegan la hegemonía regional. Aquí la
inventada (aunque posible) historia de un pequeño amarillo que ha
disfrutado de esta fiesta y quiere ver el estadio a reventar:
Hola, me llamo Anónimo Amarillo
Canarión, tengo 10 años y estudio 5º de Primaria. Soy muy aficionado al
fútbol, entreno en el equipo de mi barrio y mi sueño es ser jugador de
la Unión Deportiva Las Palmas, el equipo de mi vida. Mi madre y mi padre
son también muy seguidores del equipo, ellos son los culpables de que
yo me abonara desde pequeño y no falle nunca al Estadio de Gran Canaria a
ver a la Unión Deportiva. Este año para mí ha sido muy especial, porque
el Tenerife y Las Palmas volvieron a encontrarse, por fin, en la misma
categoría. Como el partido de ida cayó en un puente, conseguí convencer a
mis padres para desplazarnos a Tenerife, y tras unos días de turismo…¡Iba a ver el primer derbi de mi vida en el Heliodoro! Me hizo muchísima ilusión…
Sacamos el billete con mucho tiempo de
antelación, porque ir tres personas a Tenerife a pasar un par de días y
ver un partido es un esfuerzo considerable en cualquier familia con los
tiempos que corren. El jueves 5 de diciembre después de clase haría la
maleta para viajar a Tenerife y volvería el domingo por la noche. Pero
un día fuimos al estadio entre semana: Las Palmas jugaba ante el
Hércules un partido de Copa del Rey. Como siempre, todos nos ataviamos
con nuestra vestimenta amarilla y nos dirigimos al estadio a animar a
nuestro equipo. Ese día nos fuimos muy contentos, ¡habíamos arrollado al
Hércules y, como el año pasado, mediríamos nuestras fuerzas con un
equipo de Primera! Sin embargo, esa victoria tenía más consecuencias.
Aún tengo 10 años y no sé cómo se organizan estas cosas, pero parece ser
que la planificación de la competición para que los pequeños la jueguen deja muchísimo que desear,
pues después de jugar dos rondas previas, el partido de dieciseisavos
coincidía con el partido contra el Tenerife y nosotros teníamos que
buscar un día alternativo para jugar el derbi canario mientras que en
Primera División tenían jornada de descanso. Además, en lugar de
facilitar las cosas, la televisión se metió por medio. Las Palmas y
Tenerife quisieron poner el derbi el jueves 5 de diciembre, con lo que
mi familia y yo no perderíamos el viaje, además de que muchísimos
amarillos podrían viajar y tener una vuelta más facilitada por la
festividad del viernes 6. Hicieron oídos sordos a las peticiones
sociales y pusieron el partido el miércoles de noche… ¡qué vergüenza!
¡Habíamos perdido el billete! ¿A cuántos les habrá pasado como a
nosotros? ¿Cuántos habrán tenido que desistir por motivos laborales o,
como yo, escolares?
En seguida nos pusimos manos a la obra
para buscar solución… Al final logramos ir el miércoles mi padre y yo,
pero llegaríamos a casa en la madrugada del jueves. Mi padre, por su
parte, pudo conseguir un día libre en el trabajo y llevarme a ver el
partido con el que tanto soñaba. En cuanto a mí, mi tío es médico y me
hizo un justificante para no ir aquel jueves a clase (con eso me libré
de un 0 en matemáticas). Pero mi madre tenía que levantarse muy temprano
el jueves y no pudo asistir a la fiesta del fútbol canario, me dio
mucha pena… Para más inri, el partido lo iba a televisar Canal+ y ella
tenía que escucharlo por la radio… ¿un partido así no debería ser por y para los canarios?
¿Por qué mi madre pasó de tener un puente maravilloso en familia con
derbi incluido a no poder ni siquiera ver el partido por la televisión?
Además, el derbi que se juega la próxima jornada será un sábado y
televisado por Televisión Canaria en directo… Aquella familia que se
haya planeado como nosotros, podrá disfrutar de un partidazo en el
Estadio de Gran Canaria y, quien le apetezca verlo en su casa en Santa
Cruz de Tenerife, también podrá hacerlo… Quizás cuando sea mayor
entenderé el por qué, pero me parece injusto.
Por lo demás, mi padre y yo pudimos
disfrutar de un ambiente increíble en el barco yendo hacia la isla
picuda, fue una experiencia inolvidable. Pero al llegar a Tenerife todos
los amarillos, nos hicieron ir caminando hasta el Heliodoro, expuestos a
las vejaciones de aficionados tinerfeños que, conocedores del
recorrido, quisieran trasladar el derbi fuera del recinto deportivo. En
el trayecto pasé algo de miedo. Hay de todo en todos lados, por
supuesto, pero la afición chicharrera llega en guagua hasta la puerta de
acceso a su zona del graderío del Estadio de Gran Canaria, lo cual me
parece más seguro… Pero bueno, tras esto, por fin, comenzó el partido
que no me dejaba dormir las noches previas… ¡Era increíble! Cánticos, globos, estábamos entregados al equipo.
Sólo faltaba ganar el derbi y encaramarnos en el cielo de la categoría
para volver al lugar que nunca debimos abandonar. Todo se torció y el
Tenerife nos humilló deportivamente aquel día… ¡vaya decepción! Tocaba
volver cabizbajo a casa. El partido que más ilusión me había hecho en mi
vida y todo se fue por la borda. El viaje de vuelta fue más triste: una
mezcla de cansancio y desencanto nos abordaba a todos. Fue entonces
cuando mi padre fue al servicio y me dejó sólo con la frustración de lo
vivido. Llegó un señor mayor, tenía pinta de haber vivido muchas
alegrías y muchas decepciones con este escudo y, agarrándome suavemente
la elástica amarilla, me preguntó: ”¿Ves esta camiseta?” y sin dejarme
responder continuó: “Pues nunca reniegues de ella, porque es lo más grande del mundo”.
Se marchó y yo no le hablé, pero las palabras de aquel señor no se me
olvidarán nunca. Me invadieron unas ganas terribles de ver a jugar a mi
equipo, de agitar la bufanda amarilla en el estadio, de devolverle la
moneda al Tenerife y de vivir un ascenso que borrara toda la desilusión
de aquel día. Cuando mi padre volvió, observó contrariado cómo yo, con
los ojos cerrados, sonreía imaginándonos celebrar el esfuerzo a unos
amarillos subidos en la guagua camino de la Plaza de La Victoria… Aquel
día, sin saberlo, fue cuando definitivamente me enamoré de la Unión
Deportiva Las Palmas.
Así fue nuestra invasión andante a Tenerife:
Ahora se acerca el partido de vuelta, se acerca el día que todos llevamos meses esperando.
Toca devolvérsela al vecino, porque somos mejores que ellos, pasamos
por un buen momento y estamos en una posición privilegiada: cuartos
clasificados y mirando a un Éibar que tiene el sitio en el que queremos
acabar la Liga (a mí no me van a hacer pensar que es imposible). Quedan
cinco (prohibido pensar en promoción) partidos y de ellos tres son ante
nuestras miradas, ante nuestras voces, ante nuestras iniciativas, ante
nuestros aplausos… No podemos decepcionar al equipo, el equipo no puede decepcionarnos.
Mi madre, mi padre y yo ya retiramos nuestra entrada para el partido,
sin saber que íbamos a ganar en La Romareda al Zaragoza. Esta vez sí
estaremos los tres en la grada del Estadio de Gran Canaria.
PD: A los mayores: con sólo 10 años no
me ha dado tiempo a vivir lo más glorioso de este club, pero conozco sus
andanzas. Por favor, nunca dejen pensar a mi generación que el equipo de nuestra tierra es un segundón.
Desde www.f9blog.com se ha propuesto una
preciosa iniciativa: ¡se va a jugar el derbi canario de falso9! No
podemos perderlo. Para ganar sólo hay que enviar tweets con el hashtag
#f9GanaLasPalmas y una razón por la que vamos a llevarnos el triunfo. No
dejes que el equipo pierda el #DerbiCanarioF9. Juntos, podemos vivir el
sueño que hizo sonreír a aquel niño en el barco de vuelta a Gran
Canaria. Un sueño que realmente es de todos.
¡¡¡ARRIBA D’ELLOS!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario