La historia del canario Al Cabrera, el primer héroe hispano del béisbol
Publicado por Carlos Fuentes (Madrid)Se cumple un siglo del partido de debut del jugador cubano de origen isleño en las Grandes Ligas de Estados Unidos
Se llamaba Alberto Cabrera, pero a los salones de la fama del mejor béisbol del mundo pasó como Al Cabrera, alias Pájaro.
Su mérito mayor, inédito hasta ese momento y nunca repetido en años
posteriores, fue el de convertirse en el primer jugador de origen
hispano que militó en un equipo importante de las Grandes Ligas del
primer deporte en Estados Unidos. En este mes de mayo, exactamente el
día 16, se cumplirá un siglo del partido de debut de Al Cabrera en la
primera competición del deporte de la pelota norteamericana. Aunque Al
Cabrera sólo disputó ese primer encuentro profesional en las Grandes
Ligas, su trayectoria sirvió de guía para muchos de los jóvenes cubanos
que, desde entonces, anhelan llegar al paraíso del béisbol
estadounidense. Esta es la historia de un mito del deporte, un genuino
pionero al que apodaban Pájaro.
Alberto Cabrera nació el miércoles 11 de
mayo de 1881 en un lugar no determinado de la isla de Tenerife. Tampoco
está claro cuándo ni cómo llegó a Cuba, pero al ser años de penurias en
Canarias la vía de la emigración económica se antoja el argumento de
mayor peso para justificar la presencia de la familia Cabrera en la
mayor isla de las Antillas. En otoño de 1901 se sitúa su presentación
como uno de los jugadores en un equipo de béisbol cubano, el club
Almendares de La Habana, uno de los conjuntos de mayor solera en el
campeonato nacional de Cuba (de hecho, dos años después del nacimiento
canario de Al Cabrera, en la temporada 1893-1894, su futuro club se
impuso en el torneo nacional de béisbol, en buena medida por el acierto
de su jugador estrella, el pitcher Juan Manuel Pastoriza). Diez
temporadas jugó Al Cabrera en el club Almendares, donde ocupó posiciones
de líder en las clasificaciones nacionales por jugadas y victorias.
Luego pasó un curso en el equipo Fe y, ya en 1913, afrontó lo que hasta
esos momentos no tenía precedentes en la historia del béisbol cubano.
Su fichaje por el equipo norteamericano
Saint Louis Cardinals, representante deportivo de la ciudad homónima
situada en el estado de Missouri, no llegaba para Alberto Cabrera en una
plenitud de forma, quizá debido a una edad algo avanzada para destacar
entre la pléyade de grandes beisbolistas americanos. Con 32 años y 1,79
metros de estatura, el jugador de origen canario se hizo un sitio en las
Grandes Ligas no sin antes esgrimir su procedencia africana para
justificar su oscuro color de piel. Porque Al Cabrera era de raza
mestiza, hijo de negro o de negra, no está claro, pero justificó su
origen isleño para esquivar el claro racismo que imperaba en la sociedad
de Estados Unidos. “Hasta ahora se ha creído que Pájaro había
nacido en las Islas Canarias, pero eso es algo que no está del todo
claro porque quizá su familia sí era canaria de origen pero no él, ya
nacido en Cuba”, explica el periodista cubano Rogelio Manzano. Sí está
claro que su origen era mestizo, es decir, hijo de negro o de negra, lo
que en la época de la segregación racial levantaba barreras a veces
insalvables. “Cierto o no”, continúa Manzano, “Al Cabrera ha pasado a la
historia como el primer jugador de origen español” que militó en un
equipo importante de las Grandes Ligas del béisbol en Estados Unidos, es
decir, el mejor béisbol del mundo.
Aquella
tarde de viernes, el día 16 de mayo de 1913, el beisbolista Al Cabrera
saltó al terreno de juego con el equipo de los Saint Louis Cardinals
para completar una participación modesta, por no decir efímera. El
deportista canario realizó dos bateos, aunque no acertó con ninguno a
pesar de la experiencia y la calidad que atesoraba su brazo derecho
después de una década de éxitos deportivos en la liga nacional del
béisbol de Cuba. Después de su presentación en un partido de las Grandes
Ligas estadounidenses, Alberto Pájaro Cabrera regresó a la isla
de Cuba para comenzar una nueva etapa en su carrera deportiva. Al
Cabrera debutó como entrenador profesional en la temporada siguiente con
su equipo de toda la vida, el club Almendares de La Habana, con el que
consiguió el título de campeón nacional en su segunda temporada en el
banquillo de los habaneros, en la competición de 1915-1916. Sus últimas
ocupaciones vinculadas al terreno de juego del béisbol fueron como
responsable de los estadios habaneros de La Tropical y El Cerro, este
último ubicado en su barrio de residencia situado a las afueras de La
Habana.
La trayectoria de Al Cabrera, sobre todo
su papel pionero en la presencia de los beisbolistas hispanos en las
ligas profesionales de Estados Unidos, fue reconocida en el año 1942 con
su entrada el Museo de la Fama del Béisbol de Cuba. Retirado en la
localidad habanera de Batabanó, en la costa sur cubana, entre los
pueblos de Güines y La Palma, Alberto Pájaro Cabrera falleció en
1964 dejando atrás una estela por la que, a partir de la normalización
racial, han transitado los mejores jugadores cubanos. Tres años antes de
su muerte, el nuevo gobierno revolucionario liderado por Fidel Castro,
al que no le dolieron prendas en utilizar el béisbol como herramienta
populista en su juego histórico con Camilo Cienfuegos, había decretado
la eliminación del deporte profesional en la isla de Cuba. Y, claro, el
béisbol ya no sería lo mismo en la isla antillana. Llegarían luego las
fugas de importantes jugadores cubanos, algunos de forma irregular en
barcos clandestinos fletados desde el rico norte, pero esa es otra
historia más larga de contar. Porque antes que el comandante estuvo la
historia pionero del Pájaro Cabrera, el primer hispano en las Grandes Ligas.
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